Proyectos
Escuelas Socio-Deportivas
Gorongosa
Proyecto de Escuelas Socio-Deportivas Gorongosa:
El 13 de febrero de 2018 la Fundación Real Madrid y la ONG Cruzada por los Niños firmaban la renovación de su convenio, y tras casi 10 años trabajando de la mano en Mozambique, presentaban un proyecto único y diferente, en el Parque Nacional de Gorongosa (PNG).
Este proyecto que tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de la población de las comunidades cercanas al PNG se sostiene sobre 4 pilares: educación, salud, deporte y medio ambiente.
El Parque Nacional de Gorongosa, en Mozambique, es quizás la historia de restauración de vida silvestre más grande de África. En 2008, el Gobierno de Mozambique y la Fundación Carr formaron el “Proyecto Gorongosa”, una Asociación Público-Privada para la gestión conjunta del Parque y para el desarrollo humano en las comunidades cercanas.
Pero para comprender la idiosincrasia del Parque Nacional de Gorongosa, es preciso remontarnos a unos años atrás.
A principios de los años 90, y tras 15 años de Guerra Civil, el lugar quedó devastado. Durante este periodo, los dos bandos trataban Gorongosa como un campo de batalla y mataban a sus animales para obtener carne con la que alimentar a los soldados o por su marfil para comprar armas y munición.
Para cuando acabó el conflicto armado y la caza sin control, Gorongosa había perdido el 95% de su vida salvaje. La población local comenta que “la Guerra Civil de Mozambique acabó cuando se acabaron los animales del parque”.
La guerra destruyó este parque nacional, que ahora, es un ejemplo de recuperación.
Tras solo 10 años de trabajo de recuperación de Gorongosa, los resultados son bastante visibles. Hoy en día, Gorongosa es un parque con personalidad propia. La vida salvaje ha avanzado hasta conseguir alcanzar, o incluso superar en algunas de las especies, a la cantidad de animales existentes antes de la guerra. Los elefantes han sufrido una extraña mutación genética y nacen sin colmillos, hastiados de comprobar que su marfil era sinónimo de muerte.
Pero este proyecto no se ocupa solo de la conservación de la vida salvaje. La Fundación Carr tiene el convencimiento de que Gorongosa será el “Parque de los Derechos Humanos” adoptando un modelo de conservación para equilibrar las necesidades de la vida silvestre y de las personas.
Esto implica beneficios tangibles sobre la población que vive alrededor del parque, en sanidad, educación, agronomía o desarrollo económico, así como protección para su paisaje, sus aguas o su diversidad biológica en todas sus formas.
Para que un área de conservación sobreviva es imprescindible involucrar a las comunidades que viven alrededor y ayudar a romper el círculo de pobreza. Por eso, desde el principio, se ha querido incluir en el proyecto a las comunidades y personas que viven cerca del parque.
Ningún padre va a apoyar un proyecto de conservación natural si no puede alimentar a sus hijos ni ofrecerles acceso a educación o sanidad.
El progreso ha sido constante y cuantificable. Actualmente, el parque cuenta con numerosos empleados locales. Más de 400 agricultores cultivan café en las faldas del Monte Gorongosa, lo que evita la deforestación y la falta de abastecimiento de agua al parque; más de 250 guardas protegen el parque, entre los cuales hay 11 mujeres. Proyectos agrícolas y de apicultura en las comunidades contiguas al parque son algunos de los puestos de trabajo o subsistencia que Gorongosa ofrece a la población local.
Pero Gorongosa está situada en una zona rural, con tradiciones ancestrales difíciles de cambiar.
En Mozambique la pobreza tiene siempre la cara de una mujer. Ellas tienen menos oportunidades, pero aun así son las responsables de su familia y por eso nuestro foco está en ellas.
Las niñas en las áreas rurales son las más presionadas a abandonar la escuela y dedicarse a otros menesteres. Lo normal es que una niña de 15 años ya esté casada y tenga hijos, todo acordado entre las familias o jefes de aldea. Estas niñas terminan teniendo 7 ó 10 hijos, abandonan la escuela y se dedican a mantener a su familia con todas sus fuerzas.
Sabedores de que ellas son uno de los pilares del cambio, se crearon los llamados “Clubes da Raparigas”. Formados por niñas y adolescentes de comunidades cercanas al Parque Nacional de Gorongosa.
Es aquí donde entra “en acción” el programa que llevamos a cabo.
Con este programa queremos evitar que se den estas situaciones, apoyar a las niñas para que aprendan a decidir por sí mismas y a no desistir ante la presión de otros. Muchas de las niñas del programa ya tienen una visión de futuro y muestran su deseo de trabajar como enfermeras, maestras, veterinarias o guardas del Parque Nacional de Gorongosa.
En este programa se ofrece acompañamiento a cada una de las niñas para que asistan a diario a la escuela y para conocer de primera mano las dificultades de cada una de las familias.
Se realizan talleres de matemáticas, medio ambiente, lectura y escritura, puesto que la mayoría llegan al programa sin hablar portugués, lengua oficial de Mozambique.
También se realizan actividades sobre educación ambiental y visitas al Parque Nacional de Gorongosa. Por muy cerca que vivan del parque, muchos nunca antes habían visto a los animales que allí habitan.
Pero esto no sucede en la comunidad de Bebedo. Esta aldea está separada del parque por el Río Pungue. Una señora, que perdió una pierna por el ataque de un cocodrilo, nos cuenta caminando con muletas entre su maizal, que los elefantes cruzan el río todas las noches y le destrozan el cultivo, cultivo de subsistencia. El Parque Nacional de Gorongosa ha puesto en marcha un programa de apicultura para solucionar esta situación y de momento parece que con el simple hecho de colocar panales de abejas en la ribera del río, los elefantes han dejado de cruzar hasta la comunidad de Bebedo.
Las niñas también realizan talleres de teatro, de educación sexual e higiene y reciben un seguimiento sanitario.
Pero lo que más les divierte son los días que se visten de futbolistas. Dos días por semana las 800 niñas aprenden divirtiéndose, aprenden jugando al fútbol.